ANALISIS DEL DISCURSO
Interpretación de una situación comunicativa
CARLOS VICTORERO
INDICE:
Introducción
Desarrollo
1.- Características contextuales
2.- Trascripción de la secuencia
3.- Acciones de las secuencias
Análisis de la primera secuencia:
Análisis de la segunda secuencia:
Análisis de la tercera secuencia:
4.- Caracterización de las acciones: empaquetamiento
Primera secuencia:
- Primera subsecuencia:
- Segunda subsecuencia:
Segunda secuencia:
- Primera subsecuencia:
- Segunda subsecuencia:
- Tercera subsecuencia:
Tercera secuencia:
- Primera subsecuencia:
- Segunda subsecuencia:
5.- Los turnos
6.- Acciones, identidades y roles
7.- Tipologías
8.- Análisis de la secuencia desde la subjetividad del lenguaje
9.- Los subjetivemas
10.- Conclusión
INTRODUCCION:
El diálogo que analizaremos corresponde a una entrevista realizada el 27 de marzo de 2008 por el conductor del programa Fernando Peña a dirigente popular Luis D’Elía.
El propósito del análisis de la situación comunicativa oral realizada en un medio radial es aplicar elementos del análisis del discurso y material teórico de la cátedra al diálogo.
La estructura del trabajo parte de la jerarquización establecida por el Análisis Conversacional según las perspectivas del lingüista danés Van Dick.
En segundo lugar, aplicaremos un aspecto interpretativo, desde las bases del análisis conversacional, para entender los distintos matices del discurso que tiene directa relación con el marco de producción en que se efectúa dicha conversación.
La metodología del trabajo se apoyará en las indicaciones establecidas en la cátedra: lo realizado en las clases y la bibliografía que consta en el programa de la materia. En cuanto a las referencias, la numeración corrida sigue el criterio de las intervenciones del emisor y el receptor.
Además, introduciremos, para la interpretación de la conversación, elementos concernientes a los aspectos ideológicos que, en la entrevista seleccionada, forman parte de la tensión que desde la situación de apertura a la de clausura aparecen explicitados.
DESARROLLO:
1.- Características contextuales
- Tiempo de la secuencia: 2’ 01’’
- Participantes: El periodista Fernando Peña y el dirigente social Luis D’Elía.
- Lugar: El periodista en la radio Metro, programa “El parquímetro” y el D’Elía en su casa.
- Ocasión: Reportaje por los hechos sucedidos el 26 de marzo en la Plaza de Mayo.
- Edades: Fernando Peña 41 años y Luis D’Elía rondando los 50.
2.- Trascripción de la secuencia:





El marco de producción en el cual se desarrolla la entrevista se va a estructurar en tres partes:
a.- Los hechos sociales acaecidos con anterioridad a la entrevista, la búsqueda del periodista Fernando Peña para profundizar en los hechos, lo cual deriva en un primer momento, en:
b.- El día antes de hacerse esta entrevista, el programa llamó a la casa del dirigente D’Elía para hablar con él. No estaba y los atendió el hijo: Pablo.
La comunicación del periodista con un primer alocutario que resulta ser, vía telefónica, el hijo del dirigente D’Elia, Pablo. Este segmento no será materia de análisis.
c.- La Conversación propiamente dicha entre el periodista Peña y el dirigente Luis D’Elía que es materia de estudio desde el análisis conversacional.
El contexto de producción corresponde a una linealidad de sucesos que se desarrollaron de la siguiente manera:
- A causa de las agresiones que se suscitaron a raíz de los acontecimientos en la Plaza de Mayo donde una señor persiguió durante dos cuadras al dirigente D’Elía, insultándolo, éste se abalanzó tomándolo a golpes de puño.
- El periodista quiere hacerle una entrevista radiofónica a D’Elía, llama a su casa y lo atiende el hijo del dirigente, que al no entender bien repite reiteradas veces las preguntas del periodista y éste le dice: “negro” y “boludo”.
A los efectos de mostrar cómo pueden usarse las distintas herramientas del análisis del discurso nos remitimos al orden propuesto por Teun Van Dick en la obra El discurso como interacción social.
Los tópicos según los cuales analizaremos los elementos del discurso son:
1ra. Secuencia: ya que esta está determinada por el tema, en este caso, de carácter político, observaremos el desarrollo de las mismas a partir de un crescendo en la información y en la tensión que ésta aporta. De tal manera, la entrevista periodística comienza con una breve presentación que incluye un subjetivema que en el contexto resultará ser peyorativo, pero sin el cual, nosotros, alocutarios, en una primera instancia, al observar la nota podríamos pensar en que “nota de color” es sinónima solamente, de entrevista atractiva. Sin embargo, podemos comprobar que, la referencia al color, pasa por la condición del entrevistado.
2da. Secuencia: es una construcción dialéctica en la cual el eje es también subjetivo: el odio del entrevistado. Por lo cual, se trata de una entrevista agresiva, subjetiva y donde no nos aclara las causas de la primera violencia generada anteriormente.
3ra Secuencia: es el remate en el cual se registra el segundo parlamento más extenso de la alocución de D’Elía, donde se registran repeticiones conceptuales.
3.- Acciones de las secuencias:
Análisis de la primera secuencia:
Esta secuencia posee una acción concreta y un término propio: “nota” y “color” que al alocutario lo introduce en el conocimiento de la entrevista. Aquí aparece el subjetivema “color” que está directamente relacionado con el entrevistado. Esto no pasa desapercibido por el entrevistado, por lo cual la función fática aparece con la pregunta: “¿qué color?”. Ahora bien, no se trata de una pregunta para averiguar el color de algo, sino que la referencialidad debe buscarse no en la nota sino en el entrevistado, porque la nota no tiene color, quien tiene color, piel oscura, es el entrevistado.
Frente a esta pregunta el periodista responde directamente a la pregunta por el color: “color negro” e inmediatamente introduce el nexo relacional porque que introduce el nombre Luis D’Elía, con lo cual entre “negro” y Luis D’Elía se establece una correlación, cuyo detonante está dado por el entrevistador.
El entrevistador, luego de esta relación, abre, formalmente el canal a través del saludo: ¡Hola Luis!, Fernando Peña ¿cómo te va?. Se observa que el formato tradicional de la función fática se quebró, porque primero el entrevistado pregunta por el “color” y luego el entrevistador formaliza el saludo. A la pregunta ¿cómo te va? Se obtiene una respuesta que también es una pregunta, con lo cual D’Elía no responde nada porque el objetivo de la pregunta es el subjetivema “sorete”: ¡Cómo le va sorete!
Análisis de la segunda secuencia:
El segundo campo se extiende, a nuestra consideración, a partir de la pregunta: “¿cómo le va sorete?”. Esta interrogación directa plantea una antítesis: por un lado, D’Elía crea distancia a través del pronombre le, pero rompe la barrera del respeto (entra en el juego de Peña) cuando utiliza el epíteto “sorete”.
La respuesta del periodista es irónica: “bien, ¿y usted sorete?”. Nuevamente la pregunta no tiene el objetivo de saber el estado del entrevistado, sino denotar su condición y de contraatacar.
D’Elía responde con otra ironía: “bien, me va bárbaro”. Esto revelaría que las agresiones del periodista no hacen mella en él. Se trataría de una actitud de superación. La entrevista continúa con otra ironía de parte de Peña: “!qué linda forma de empezar!”. Se trata de una exclamación cuya información es manifestar una superación personal frente a la agresión del entrevistado.
Inmediatamente la intervención de D’Elía retoma lo que había expresado en su última alocución y enfatiza el subjetivema “sorete” porque está en el foco de la oración: “sorete como usted”, mantiene la distancia y muestra una actitud de superación a partir del rema: “!me va bárbaro!”.
Inmediatamente el entrevistador retoma la ironía, la cual comienza con una muletilla o punto de apoyo: “buen”, luego prosigue la ironía haciendo una evaluación sobre la entrevista: “muy linda la entrevista que estamos haciendo”.
D’Elía responde acudiendo al lenguaje deportivo, con lo cual, la entrevista parece convertirse en un juego en el cual uno y otro agrede mostrando invulnerabilidad.
A partir de esto, el entrevistador emite una onomatopeya que solamente puede ser comprendida auditivamente ya que propone un amortiguamiento en el diálogo y, de inmediato, le pide imperativamente que le cuente “porqué le pegó a la gente”. A esto se agrega el reto verbal: “a ver si te animás con. . .” El verbo contar aparece interrumpido porque el entrevistado interviene en una forma directa interrumpiéndolo: “porque los odio”.
Frente a esta situación el entrevistador parece no percatarse del hecho y prosigue buscando cerrar la pregunta tratando de imponer su rol, el de periodista.
D’Elía retoma la palabra “odio” frente a lo cual Peña intenta poner un freno a través del adverbio “no” y del verbo en imperativo “esperá, esperá”. D’Elía continua una verborrágica exposición de su odio explicitando a quiénes odia: “la puta oligarquía, odio a los blancos. . .” Peña contesta irónicamente: “divino”. Frente a esto el entrevistado focaliza su agresión en el entrevistador: “odio, te odio Peña, te odio, odio tu plata. . .”
El entrevistado retoma la temática, hablando nuevamente del odio pero circunscribiéndolo a un hecho ideológico-político: “odio a la gente como vos que defiende un país injusto e inequitativo”, en el cual se lo involucra a Peña por considerarlo un representante de esa clase social. El entrevistador a través de los verbos “seguí, dale” abre la posibilidad a que D’Elía se descargue y se ubica como persona que escucha, con lo cual el ofrecimiento está teñido de ironía que busca generar un mayor impacto radial.
D’Elía esgrime un fundamento histórico al citar a Sarmiento como ícono del positivismo liberal de la época: “ya decía Sarmiento, 1880, antes, en los albores de 1880, no hay que ahorrar sangre de gauchos, ¿no?”. La referencia histórica no es casual ya que la idea de Sarmiento era llevar a cabo una inmigración de la Europa septentrional y fue el emblema de la “generación del 80”. La idea sarmientina “civilización o barbarie” aparece manifestada en el diálogo, puesto que D’Elía hace una simplificación intencional de la realidad para ubicarlos, desde lo intelectual, a Peña en el otro extremo del antagonismo, ubicándolo en el campo de la oligarquía generadora de genocidios: “no hay que ahorra sangre de gauchos”.
Peña no entra en la conversación y lo único que hace es manifestar una onomatopeya: “mmmm”. D’Elía afirma su postura identificándose con los indios: o sea no hay que ahorra sangre de negros, “nosotros somos bosta, caca, basura para vos y para la lacra que es igual que vos. . . ¿está?
Análisis de la tercera secuencia:
Se estructura a partir de diálogos breves en los que el emisor y el receptor intentan imponerse, por un lado D’Elía expuso y argumentó, y desea cerrar, sin embargo F. Peña trata de continuar la entrevista pero sin poder retomar su argumentación y reencausarla. Por esta razón, utiliza el acto de habla directo imperativo: “a mí no me patotees”. Inmediatamente, aparece el remate de D’Elía que clausura la tercera secuencia.
Comienza con un epíteto y una valoración de la persona de Peña, los fundamentos del porqué del desprecio y retoma las expresiones de odio dirigidas a la oligarquía. Finaliza con una ironía: “chau querido”.
4.- Caracterización de las acciones: empaquetamiento
Tomando el modelo de Pomeranzt describimos cada una de las partes del diálogo en la parte derecha del texto.
Considere de qué modo el empaquetamiento de las acciones por parte de los hablantes, incluyendo sus elecciones de los términos de referencia, facilitan ciertas interpretaciones de las acciones realizadas de los temas de los que se habla.
La metodología del trabajo será organizar cada secuencia en subsecuencias para describir mejor el empaquetamiento, tomando como ejes los focos:
Primera secuencia:
- Primera subsecuencia: Tiene como foco el color:

- Segunda subsecuencia: Tiene como foco relación negro – Luis D’Elía.

Segunda secuencia:
- Primera subsecuencia: Tiene como foco el subjetivema “sorete”. Rodeo.

- Segunda subsecuencia: Tiene como foco la búsqueda de información sobre los hechos realizados por el entrevistado en la Plaza de Mayo:

- Tercera subsecuencia: Tiene como foco el sutil quiebre que provoca D’Elía cuando concentra el discurso en la historia de Peña:

Tercera secuencia:
- Primera subsecuencia: Tiene como foco el sutil quiebre que provoca D’Elía cuando concentra el discurso en la historia de Peña:

- Segunda subsecuencia:

5.- Los turnos:
Nos centraremos en la figura de D’Elía porque es el que despliega una mayor competencia en la resolución de la entrevista a través de un estratégico uso de los turno.
D’Elía inicia su turno en un estilo directo, claro, estableciendo el epíteto de “sorete”. La secuencia en la construcción de la argumentación está atravesada por lo ideológico. Se observa en cada turno una solidez ideológica que le permite un desplazamiento contundente e incisivo. Utiliza la ironía como recurso y es capaz de adelantar su turno a través de la imposición.
La forma de evaluación de D’Elía denota lo popular: Uno a cero, eh, ¡dale!, que remite al fútbol. En sus turnos se manifiesta una transparencia avasallante que irrumpe y sigue un orden que sobrepasa los turnos del periodista Peña. De esta manera, si transcribiéramos los dichos de D’Elía podríamos encontrar un clarísimo discurso expositivo argumentativo de corte ideológico popular.
Se trata de un discurso estructurado en turnos y concebido en una forma monolítica, con lo cual no pierde homogeneidad ni coherencia frente a los turnos de Peña.
El peso de las intervenciones de D’Elía lo conducen a establecer cuando se termina el diálogo, lo cual, luego de un “agón verbal” remata a través de un acto lingüístico no verbal de cortar la comunicación.
6.- Acciones, identidades y roles:
Luis D’Elía y Peña pertenecen a dos mundos muy diferentes. En la conversación analizada se puede observar que:
a.- Se convierten en paradigmas ideológicos.
b.- Establecen una lucha por el dominio de los turnos y de un punto de vista.
c.- Diferencias modales: Peña utiliza el procedimiento del tuteo, en tanto que D’Elía utiliza el distanciamiento a través del uso del “le” (4), por lo cual la técnica empleada por D’Elía es contrapuntística: pone distancia y a la vez se posiciona en el terreno del registro de Peña. Al corresponder a una actitud irónica, rápidamente se produce la disolución del recurso (10).
d.- El receptor de la entrevista (el oyente) nunca termina de comprender fehacientemente el acto de violencia, que es el marco referencial de la entrevista. La causa se circunscribe a un movimiento del espíritu (el odio) de D’Elía, que es subjetivo pero que hábilmente se objetiviza a través de los datos históricos, con lo cual su discurso se construye sólidamente.
f.- La estructura del discurso de D’Elía tiene como disparador una segunda situación referencial que es la llamada previa de la producción del programa radial de Fernando Peña, en la cual queda involucrado su hijo Pablo. Vulnerabilidad de la relación padre-hijo.
g.- Sucesión en “catarata” del despliegue de la ira cuando al punto “d”, se le agrega el subjetivema: “de colorrrrr”.
h.- Argumentación de D’Elía en forma concéntrica: odio a la oligarquía, a Sarmiento y a Peña (bifurcación de la causa: material y humana).
i.- Imposibilidad por parte de Peña de rearmar una argumentación.
j.- Imposición verbal de D’Elía.
k.- Cierre abrupto.
l.- Colofón: Peña queda hablando solo.
Desde el punto de vista de Kebrat-Orecchioni, la conversación es una interacción en la cual entran en juego distintos elementos. El emisor abre la conversación, en el caso de la entrevista analizada es Fernando Peña, en tanto que el receptor inmediato es el dirigente Luis D’Elía. Ambos alternan.
Según esta postura existen reguladores o signos de la escucha: en el texto aparecen vocalizaciones: 10 – 19 – 23 - 33. Verbales: 1 – 22 – 27 – 30; también se hallan repeticiones en eco que son las frases inconclusas: 3 – 5 – 7 – 11 – 13 – 14 – 15 – 16 – 17 – 20 – 24 – 26 – 27 – 28 – 30 – 33.
En la entrevista se puede observar la sincronización: el conjunto de los mecanismo de ajuste que intervienen en todos los niveles del funcionamiento de la interacción: los turnos de habla. En la entrevista, se observan varias irrupciones en forma creciente que se dan desde la situación de apertura del reportaje.
Como es una entrevista radial debemos aclarar, que no se puede estudiar el comportamiento corporal por la naturaleza del reportaje.
En cuanto a la elección de temas se observan dos planos:
a.- El origen de los sucesos, Plaza de Mayo, que al oyente del programa nunca le terminan de quedar claro a través de la entrevista puesto que aparece en 11, donde se observa también: la exhortación a contar, el acto de habla encubierto de provocar porque está construido con la condición: “si” y la sincronización interactiva de suspender el discurso porque el entrevistado adelanta su turno.
b.- Subtemas que por el peso en la conversación desplazan al suceso central:
- de carácter ideológico: - b1.- Etnocentrismo: 1 – 3.
- b2.- Lucha de clases: 32.
- b3.- Elementos psicológicos: emoción, pasión,
sentimiento de pertenencia: 12 en adelante y 24.
Se establecen una serie de negociaciones que continuamente se rompen. Se trata de una interacción a través de una comunicación telefónica en la cual no se observa un esfuerzo colaborativo en respetar los turnos porque se manifiestan permanentes interrupciones. Al ser un discurso vía telefónica no se puede decir que se trate de un discurso coproducido.
7.- Tipologías:
En cuanto a los diferentes tipos de interacciones verbales se puede observar que este reportaje puede considerarse como un subtipo de interacción, en el cual aparece, en el análisis, el inventario y la tipología a partir de criterios como:
a.- La naturaleza de la situación: es el marco espacio temporal. Estudio de radio, día de semana, los sucesos de la Plaza de Mayo como noticia del momento; por otro lado, Gregorio de Laferrere, asentamiento “Altamo”. Dos tipos de situaciones: la discusión en la Plaza de Mayo y rivalidad ideológica.
Debe hacerse la aclaración también de que gran parte de las respuestas del entrevistado están condicionadas por la llamada telefónica del día anterior a la casa del dirigente en la cual mantuvo una conversación con el hijo de D’Elía: Pablo. Esa conversación desencadenó en una serie de agravios verbales hacia el hijo del dirigente.
b.- El número y la naturaleza de los participantes, sus status y roles respectivos y el tipo de contrato que los une: dos participantes, periodista y dirigente barrial y funcionario del gobierno nacional. Dos status, uno representante periodista perteneciente al stablishment con referencias a la alta sociedad; líder barrial aliado al gobierno. Los roles son los de entrevistador – entrevistado que presuponen un manejo de la situación por parte del entrevistador que en un momento se resquebraja. El tipo de contrato que los une es la disputa ideológica.
En cuanto a las reglas conversacionales, observamos que esas reglas son de naturaleza muy diversa pues las conversaciones son objeto complejo en las cuales se observan distintos niveles, son solidarias con el contexto y se circunscriben al pensamiento porteño. De tal manera, se observan componentes del contexto:
a.- Settin o marco espacio temporal: Buenos Aires, 2009, el conflicto agrario y el marco ideológico en el cual se desenvolvió dicho conflicto.
b.- El marco temporal: Presidencia de Cristina Kirchner.
c.- Finalidad: se distingue la finalidad global de la interacción y la finalidades puntuales: Entrevista para profundizar en el esclarecimiento de los hechos de la Plaza de Mayo.
Las finalidades puntuales: están contempladas en todo el análisis precedente y se pueden organizar en dos grandes grupos: la actitud lingüística del periodista y la del dirigente.
Otra distinción importante para la constitución de la tipología de las interacciones es la que opone las interacciones con finalidad externa y las interacciones gratuitas. Para las primeras encontramos las preguntas del periodista teñidas de subjetividad; para las segundas, las gratuitas, se hallan preponderantemente en 25 al 30 en la tercera secuencia, primera subsecuencia.
d.- Los participantes: dos participantes adultos masculinos. Conocimiento previo en el programa televisivo del periodista Jorge Lanata. Recordemos que por parte del entrevistado, aparece el tratamiento de usted y posteriormente el voseo.
e.- Proceso de interpretación y producción: en lo que concierne a la producción el contexto determina el conjunto de elecciones discursivas que debe efectuar el hablante. El entrevistador selecciona un tema: el conflicto en la Plaza de Mayo, la agresión a la gente (hiperbolización), forma de dirigirse sarcástica y discriminadora, acto de habla el interrogativo directo.
En cuanto al entrevistado se observa que su contexto de producción es diferente al del periodista. El contexto está dado por la agresión verbal que sufrió el hijo del dirigente durante la llamada telefónica del día anterior y por la agresión del Peña al comenzar el reportaje. Durante la conversación esos hechos tiñen de agresión la entrevista y le agrega una justificación ideológica.
En el diálogo se observa que la negociación entre ambos participantes se tensa a partir de la agresión con la que se abre el diálogo. El contrato de comunicación , el tipo de intercambio en el que uno se encuentra comprometido, su escenario global, su organización local, la alternancia de turnos en el uso de la palabra, los temas de la conversación, la adecuación de los signos producidos, las significación de las palabras y los enunciados, las opiniones emitidas por uno y otro y los diversos aspectos de la relación interpersonal son elementos que intervienen en el ámbito de la negociación y que en el ejemplo están dados por una marcada tensión, por diferencias ideológicas importantes y aspectos psicológicos de cada una de las personalidades.
8.- Análisis de la secuencia desde la subjetividad del lenguaje:
Según Benveniste es por el lenguaje como el hombre se constituye en sujeto porque el lenguaje funda en realidad el yo.
La subjetividad que trata aquí es la capacidad del locutor de plantearse como sujeto. Es el yo quién se autodenomina como tal. Este es el fundamento de la subjetividad que se determina por la capacidad lingüística del individuo. Hay una conciencia de sí en función de una alteridad. Solamente es posible el lenguaje porque cada locutor se pone como sujeto y remite así mismo como ego en su discurso. A raíz de esto el yo plantea otra persona que es la que se vuelve mi eco al que denomina tú y que me señala también como un tú. La polaridad de las personas es la condición fundamental en el proceso de la comunicación. Esta polaridad no significa igualdad ni simetría ya que el yo asume siempre una posición de trascendencia con respecto al tú. Yo y tú no se entienden sino es en relación.
En nuestro análisis, esta relación entre el yo y el tú aparece enturbiada por la agresión. Dada esta tensión y el endurecimiento de las posturas, la conversación tiende a convertirse en discursos casi monológicos.
Para Benveniste, la realidad es dialéctica, engloba al yo y al tú y los define por relación mutua.
Los términos yo y tú no han de tomarse como figuras, sino como formas lingüísticas que indican la persona. Una lengua sin expresión de la persona no se concibe. Ahora bien, estos pronombres se distinguen en esto: de todas las designaciones que la lengua articula no remiten ni a un concepto ni a un individuo. No hay concepto de yo que englobe todos los yo que se enuncia en todo instante en la boca de todos los locutores. Estamos ante una clase de palabras, los pronombres personales, que escapan al estatuto de todos los demás signos del lenguaje: yo se refiere al acto de discurso individual en que es pronunciado y cuyo locutor designa. Es un término que no puede ser identificado más que en lo que por otro lado hemos llamado instancias del discurso y que no tiene otra referencia que la actual. La realidad a la que remite es la realidad del discurso. Es la instancia del discurso en que yo designa el locutor donde este se enuncia como sujeto. Así es verdad que el fundamento de la subjetividad está en el ejercicio de la lengua. El lenguaje está organizado de tal forma que permite a cada locutor apropiarse de la lengua entera designándose como yo.
9.- Los subjetivemas:
Los discursos que construyen cada uno de los actores del diálogo se caracterizan por el elemento subjetivo en el cual el enunciador se confiesa explícitamente o se reconoce implícitamente como la fuente evaluativa de la afirmación. De tal manera, en el diálogo la primera subjetividad está marcada por la relación color, enfatizada por el vibrado de la “r”, la aliteración, y por la vinculación de los rasgos físicos con el color negro. Por esta razón el subjetivema desencadenante es “sorete” que se constituye en un epíteto en la medida en que es una forma de caracterizar al otro.
D’Elía es quien, de una manera más locuaz, construye la subjetividad ya que manifiesta sus sentimientos a flor de piel, a tal punto que él mismo llega a utilizar el pronombre “nosotros”, inclusivo que es el momento más alto de la subjetividad:
“O sea no hay que ahorrar sangre de negros, nosotros somos bosta, caca . . . basura para vos y para la lacra que es igual que vos . . . está?.” (Segunda secuencia, tercera subsecuencia, 24).
En el caso de Peña, aparece un repliegue que se manifiesta a partir de juegos verbales, justamente después de ese índice de subjetividad al que le sigue la caracterización que D’Elía hace a Peña y que se constituye como una configuración de alteridad:
“Sos un forro, estee, eh, un tipo que es un sirviente de la puta oligarquía nuestra, que la jugás de transgresor, pero que no tenés bolas para bancar lo que bancamos nosotros. Vos vivís en San Isidro y ¿sabés dónde estás hablando?, con Laferrere, asentamiento “Altamo”, manzana uno, lote tres. Los odio, odio a las clases altas, argentinas, que han hecho tanto daño, que han matado a tanta gente, en nombre de una sola bandera que es la bandera de su propia ganancia. Chau querido.” (corte)
Los subjetivemas que aparecen son: “forro”, “sirviente”, “puta oligarquía”, “bolas”, “asentamiento Altamo, manzana uno, lote tres” y “bandera de su propia ganancia”. En estos subjetivemas se entrelazan elementos ideológicos y claramente sexuales. Los ideológicos están relacionados con el lenguaje de diferencia de clase social y el sexual con la palabra “trasgresor”, “forro” y “bolas”. Estos subjetivemas adquieren un valor ideológico relevante. Se observa una connotación axiológica interesante en el sustantivo “forro”, el cual se convierte en un epíteto, es decir, una forma de adjetivo que asume un nuevo papel: argumentativo axiológico. Se trata de una forma axiológica de intención evaluativo.
Es sabido que existen distintos tipos de discursos: de función apologética (el discurso publicitario), los discursos polémicos que se proponen descalificar un objetivo, se caracterizan por movilizar numerosos axiológicos negativos apropiados o desacreditantes. Este sería el campo de conflicto en el que los subjetivemas pueden ser incluidos. La lista de subjetivemas que apuntan a la degradación: “sorete”, “color negro”, “bosta”, “basura”, “lacra”, “forro”, “sirviente”.
Uno de los principio del etnocentrismo es el dominio lingüístico que ejerce sobre el otro imponiendo taxonomías que se ajustan al punto de vista del que las conceptualiza, por lo cual, el “negro” existe por que hay un “blanco” que lo ha catalogado como tal imponiendo su punto de vista. Así, nunca se va a decir en la entrevista con un “blanco” que es una nota de color “blanco”. En este punto, el sentido de “nota de color” está relacionado con la apariencia física de D’Elía. Esto constituye el primer subjetivema implícito.
Subjetivemas implícitos: aquellos que no se expresan en un acto de habla directo, sino que, utilizan formas perifrásticas: “nota de color”: se trata de una sinécdoque indirecta, es decir el todo por la parte, pero referido a la entrevista periodística, con lo cual aparece otra idea: el prejuicio social, puesto que si se hace un reportaje a alguien que no es blanco, la nota asume un color.
Cuando el entrevistador señala, línea 13, su desafío a contar la verdad, en esos términos, el uso de la subordinada adverbial condicional (impropia) presupone que el entrevistado no es un hombre transparente. Frente a esto la respuesta del entrevistado es un acto de habla directo, pertinente, con un peso y un rigor equilibrado en cuanto a lo que refiere a la máxima de calidad y cantidad (Grice), línea 14.
La relación, en el campo de los subjetivemas implícitos que vinculan a D’Elía con las clases alta que este odia se establece a partir del nexo “como”. Esta es una de las causas por las cuales luego de la intervención 18, se establece un silencio.
Finalmente el último subjetivema implícito es el de “asesino” ya que se establece una secuencia lógica: la oligarquía ha matado “tanta gente”, Peña pertenece a la oligarquía, por lo tanto, Peña es un asesino. Se establece por lo que los profesores Celia y Manzanal (Los posibles mundo del discurso, apunte de clase), denominan forma lógico categorial, en el que aparece un agente, un acto y un PO = x R y. El que Peña porte un apellido patricio no lo convierte en un asesino, pero lo incluye en ese mundo posible. El mundo posible es un constructo abstracto en el que se satisfacen un conjunto de proposiciones que lo definen verdaderamente.
En cuanto a los subjetivemas explicitados, siguiendo a la clasificación de Ducrot, es posible englobarlos en la categoría de ofensa, que a diferencia de la afrenta, no es un comportamiento discursivo que consista en poner a la víctima en la alternativa jurídica siguiente: vengarse o quedar deshonrado. La ofensa no constituye un acto ilocutorio porque sólo modifica el estado psíquico del receptor. Por esta razón, Peña comienza la entrevista periodística con una ofensa que abre el juego a que el entrevistado retruque con una nueva ofensa cuyo objetivo es no quedar deshonrado y prevalecer en la entrevista. La estrategia de D’Elía no queda anclada en la ofensa ya que introduce el fundamento histórico del racismo de la oligarquía para dar un fundamento al sentimiento de odio. Peña, opuestamente, pierde solidez en el campo de la argumentación y sus intervenciones se diluyen en exclamaciones.
En cuanto a lo verbos, para Orecchioni, registran un valor evaluativo. El verbo más utilizado es odiar, que es verbo de estado, psicológico, que implica una actitud frente a lo que D’Elía es un hecho objetivo: el accionar histórico de la oligarquía.
10.- Conclusión:
Este reportaje revela una serie de elementos de gran riqueza lingüística, a partir de una tensión que aparece como sustrato de la discusión: la rivalidad de clases.
Desde el análisis del discurso pudimos observar que la entrevista realizada ha desplegado una gran variedad de matices muy ricos en distintos planos: el implícito y el explícito.
Hemos observado que se trata de un discurso teñido de ideología por ambas partes, que posee un contexto muy interesante.
La expectativa del receptor radial no se cumplió porque nunca terminamos de enterarnos qué sucedió realmente en la Plaza de Mayo. En cambio sí se pudo conocer la causa: el odio del entrevistado, el dirigente Luis D’Elía. No se trata de un verbo axiológico evaluativo cualquiera, sino que aparece cargado de un fuerte sentimiento y de un peso ideológico que se funda en lo histórico. El arte de la argumentación del entrevistado reside en poder fundamentar con datos concretos (históricos) un verbo de estado: odiar.
Carlos Victorero